martes, 7 de septiembre de 2010

La teoría del Clown

(Por Jango Edwards)

La actividad de loco o de Clown como forma de arte o estilo de vida es tan antigua como la sonrisa. Cada uno de nosotros ha dedicado más de un momento a hacer el pino, dar unos pasos de baile o poner una cara divertida para provocar la risa de un compañero humano.
Pero el estado profesional de loco no es cosa de risa. Son pocos los que lo consiguen, miles los que lo intentan y, para algunos, no es más que un trabajo como otro, pero el hecho de llegar a ser un loco no quiere decir trabajo, quiere decir vida.
Ser un loco es entender una forma de arte basada en dar. Las habilidades de los locos son un método universal, que se adapta universalmente a nivel del amor. La actuación de un loco es similar a un ataque de comunicación, que es sensitivo o indiferente, tierno o arrogante, pero emocionante al fin y conseguir un clímax o alguna forma de celebración al fin. Su forma de conectar es a través de corazón y cuerpo con el uso de lo sutil o de lo obsceno.
Ser un Clown es encontrar un poco de libertad, escapar de la barahúnda, bailar con el alma de la gente y centrar los seres. Ahora bien, libertad quiere decir que has de aprender y empezar a comprender. Uno ha de descubrir la observación interna y externa. El yo exterior ha de convertirse en un modelo de lo absurdo y el yo interior en un templo de razón.
La simple reflexión de un Clown sobre un asunto puede ser hecha con un gesto que, a veces, requeriría 60 minutos de reportaje mundial. El género del Clown, la sonrisa y el enfado, es entendido por todas partes y no conoce límites y así y todo no hay universidad ni escuela ni institución alguna que pueda describir su experiencia o compartir sus secretos.
El trabajo del Clown está asegurado porque el loco comercia con un producto de la risa, cuya importancia sólo es posterior a la del amor. El payaso ha de crear risa con el amor en la mente, eso es la clave del dar. El principio instructor es la experiencia y convertirse en un loco profesional cuesta años de búsqueda, desarrollo interno y una casi calculada demencia. No es una profesión fácil y pocos llegan. Hay algunos –de hecho centenares- que han llegado a la cima del entendimiento cómico, pero que limitan su triunfo a los conceptos del mundo occidental y no a un interno y total desarrollo.
El loco ha de dar, siempre dar y dar por todas partes. El loco sólo obtiene de dar y el regalo es una obra maestra sin precio: la sonrisa.
El Clown intercambia calor e insultos, que son una oferta del todo, y pocos escapan a sus asaltos cómicos. Ejercer el papel de loco comienza con la auto observación y que para ayudar a los otros, primero te has de ayudar tú mismo. No tienes derecho a reflejar la fuerza y la debilidad de los otros hasta que no comprendas la tuya propia.
La auto observación es darse cuenta de estos problemas, porque hasta que no los reconozcas no los podrás cambiar.
Todos nosotros hemos nacido Clown en su sentido puro, sin sabiduría establecida. El Clown es inocente, inquisidor, ingenuo, y la esencia de la juventud. En la juventud estamos llenos de imaginación y fantasía y estas características a menudo son influenciadas por nuestra familia y nuestro contexto social. Estamos sujetos a ciertos recortes realizados por nuestros iguales o a las influencias establecidas de las diversas leyes naturales o antinaturales por las que estamos gobernados. Estos recortes frecuentemente se convierten en la norma aceptada, las leyes con las que vivimos, lo que nos gobierna. Pero es nuestra imaginación la que necesita una guía. El Clown ha de entender que no hay nada que aprender, sino sólo reaprender lo que es originario. Juventud, fantasía, imaginación e inocencia han de ser capturadas, comprendidas y dominadas para desarrollar el nacimiento del Clown.
El Clown es una forma definitiva de “el actor total”. Todas las habilidades como la danza, el mimo, la acrobacia y otras han de ser estudiadas y utilizadas. Es un proceso continuo de modelado para durante el cual sentirá a menudo el fracaso. Los acontecimientos pasados y presentes son referencias importantes para un posible material de cara el futuro.
El éxito del loco está en la habilidad de reflejar justo lo suficiente para provocar en el observador la comprensión de lo que es cómico dentro de nosotros. A menudo, y de hecho casi siempre, reímos de esas cualidades de los otros que nosotros mismos poseemos, aunque sólo las reconozcamos subconscientemente. A menudo, cuando la reflexión es cómicamente bastante fuerte, hay la posibilidad de un intercambio de conocimiento, y el conocimiento es la clave del cambio. Este es el auténtico valor del Clown.
Este es el poder del Clown: la capacidad para provocar un momento de pensamiento, una reflexión hacia el cambio, un posible empujón en la dirección de comprender, llegado en un momento de relajación causada por una descarga de tensión, cuando el observador ríe de la figura cómica. El Clown puede llevar a la audiencia hacia el pensamiento o el conocimiento, pero, detrás de la risa, la decisión de pensar sobre el asunto de la representación queda en las manos del observador.
El Clown trabaja con la sonrisa y el enfado y ha de ser hábil con la acción y la reacción. Cuando eres Clown, has de estar a punto para todas las situaciones y acontecimientos. En la actuación, la confrontación ha de ser constante de forma controlada, porque el Clown es una figura mágica. Así el público frecuentemente se refiere a la esencia del loco como por encima o por debajo del potencial humano, más a menudo por debajo.
Hemos de reírnos de nosotros para entendernos. La crítica instiga el cambio y es uno de los más importantes principios de un mundo libre.
Cuando ríes, eso da un empujón a la facilidad natural del cuerpo humano para la relajación. Reír es una descarga de tensión, una descarga natural del sistema nervioso y de la ansiedad que recogemos cada día. No es tan sólo una descarga física sino también una liberación mental. Éste es el poder del loco. Si el loco te puede hacer relajar y reír, tu percepción puede ser más fuerte, tu razonamiento más claro y el valor de lo que se dice en la comedia tiene entonces la oportunidad de ser comprendido.
Provocar la risa es la base de la profesión, activar el proceso de pensamiento es la ambición y el fin. El Clown tiene el poder de instigar la percepción y este poder es invalorable. Cuando obtienes esta capacidad y eres capaz de crear esta forma de estímulo, entonces te has convertido en un actor total: Un Clown.
Todos tenemos un Clown dentro de nosotros y hemos de ayudarle a encontrar la libertad. Todos hemos tenido nuestros momentos de humor y los hemos usado para crear relajación durante los tiempos difíciles. Eso no es sólo una cuestión de costumbre, cara pintada y habilidad, aunque sean los fundamentos de la profesión. La necesidad del loco reside en la habilidad de dar, mediante la reflexión. El loco es un cruzado del conocimiento y del amor, mostrando constantemente sus mercancías, creciendo constantemente en la esperanza de promover cambios progresivos y reacciones positivas. Todos nosotros sufrimos por falta de risa.
En la sonrisa somos todos iguales. Todos somos divertidos en los momentos de gozo de los que están alrededor nuestro. Estos momentos que compartimos son los momentos del loco buscando libertad y cada carcajada que producimos en otro es esperanza de que habrá alguna comprensión. La sonrisa es universal, todo el mundo la entiende alrededor y eso hace del payaso un carácter universal. No subestimemos nunca el poder de la sonrisa.

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