viernes, 17 de septiembre de 2010

Clowns d'Hospital. TEATRO PARA PALEAR LA ENFERMEDAD

ARTICULO PUBLICADO EN: Revista TeatreBCN. Gener 2010
Reportatge y Traducción del Catalán al Español: por Lourdes Pacho

El arte siempre ha sido medicina para el espíritu. El teatro incluso ha empezado a utilizarse como terapia para todo tipo de afecciones psicológicas, emocionales y sociales. Pero el teatro en hospitales va un paso más allá: entra de lleno en el entorno sanitario, con unos objetivos y una formación específica que posibilita que actores y actrices, payasos y payasas trabajen codo a codo con el equipo médico para paliar la enfermedad.

Cada vez es más habitual encontrarse por los pasillos de un hospital con un personal sanitario un tanto extravagante y no necesariamente porque lleven una nariz roja. Al margen de la indumentaria, que puede ser simplemente una bata blanca con algún detalle, su labor es otra: este personal no entra en las habitaciones para dar medicinas ni para controlar los aparatos o preguntar por la localización de los dolores. Entran para administrar dosis de alegría, de risa, de charla, de frescura, para airear la habitación aliviando el dolor, la tristeza y el miedo. Son los y las médicos de la risa, doctores de la alegría, clowns de hospital o profesionales dispuestos a compartir con las personas enfermas sus dotes teatrales.

Verónica Macedo es formadora de payasos y payasas de hospital: “El clown es una creación artística de un personaje único e irrepetible que no es otro sino uno mismo en su faceta de comicidad, ternura y humanidad. El payaso de hospital tiene, además, una formación específica en relación con los cuidados del paciente en su entorno”. Entre los recursos propios del clown que pueden aplicarse en el entorno hospitalario están, según Verónica, “la creación de un mundo imaginario, la metáfora poética, la magia, los malabares, la transformación de objetos como, por ejemplo, una jeringuilla o cualquier otro aparato médico que podemos convertir en un elemento de juego. Y ése es uno de nuestros objetivos: devolverle al niño las ganas de jugar, rescatar la parte sana de la persona enferma”.

Los payasos y payasas de hospital ofrecen una atención personalizada en la que hay que tener en cuenta la edad del paciente, la enfermedad que padece, su estado y su situación sociofamilar. “Tenemos una serie de estructuras de actuación y de ese abanico de posibilidades escogemos la más adecuada para el paciente. Sabemos cuáles son las enfermedades que vamos a ver y es necesario tener muchísimo cuidado porque si estás trabajando con un niño con problemas gastrointestinales, pues no puedes utilizar el imaginario de la comida y si es un paciente oncológico, no puedes hacer bromas con tu peluca. Hay que hacer un trabajo muy personalizado, con mucha conciencia y mucha escucha” puntualiza Verónica.

Dicho de la forma más tierna e infantil, son payasos que curan “las pupas”. Pallapupas es el nombre de la organización de payasos de hospital con mayor implantación en Catalunya. Angie Rosales, su fundadora y presidenta, señala que “el personaje del payaso es puramente emocional, es una figura que conmueve. El teatro es una herramienta muy poderosa para abrir el paso a las emociones internas y eso ya es terapéutico”.

Pallapupas trabaja actualmente en dieciséis centros hospitalarios catalanes. Su primer proyecto lo presentaron hace diez años al Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y, en palabras de Angie Rosales, “es un hospital íntegramente infantil y con una filosofía muy especial así que comprendieron rápidamente la propuesta y apostaron por ella”.

Los y las pallapupas no sólo se meten en las habitaciones de los niños y niñas hospitalizados sino que les acompañan incluso al quirófano. En un trance tan traumático como una intervención quirúrgica, llevan la sonrisa al momento de la anestesia y al posterior despertar. Así los pequeños y pequeñas se duermen más tranquilos y felices y cuando abren los ojos son recibidos por la magia del clown. Gracias a una total coordinación con el personal sanitario y a la confianza de un trabajo en equipo, estos payasos y payasas tienen acceso incluso a los lugares donde no pueden entrar los padres y en una intervención con anestesia local también están presentes en el quirófano. “Al principio la mitad del equipo de quirófano se negó pero, en cuanto empezamos, pudimos demostrar que la idea funcionaba y en un tiempo eran ellos los que nos requerían si un niño estaba muy nervioso a la hora de anestesiarlo o si se resistía a que le pusieran una sonda” explica Angie

Lo que empezó siendo un trabajo con niños se ha extendido en los últimos tiempos a adultos, personas ancianas y enfermos mentales. Cuando Pallapupas se planteó ampliar su campo de actuación recurrió a las técnicas de teatro social que Augusto Boal experimentó en el Brasil de los años 70. “En un principio comenzamos –cuenta Angie Rosales- con pacientes infanto-juveniles pero, en todos los casos, el teatro facilita la salida de ideas, sentimientos y actitudes que es difícil que surjan ante el psiquiatra o el psicólogo. Luego esta información la trasladamos a los especialistas porque nosotros/as no somos terapeutas”. Y en cuanto a las personas mayores, la presidenta de Pallapupas aclara: “No se trata de una niñización del anciano sino de darles mucha luz porque ya se sienten cerca de la muerte y de conectar con cosas que han pasado en sus vidas”.

En su programa de teatro social Pallapupas incluye proyectos destinados a ancianos, enfermos mentales y a sus cuidadores. En los centros sanitarios el payaso o payasa también tiene una relación intensa con los familiares que sufren la enfermedad junto al paciente con el consiguiente menoscabo de su propia salud física y mental. “En los hospitales hay una gran concentración de emoción contenida. Pertenecemos a una cultura en la que la seriedad y la preocupación se identifican con la madurez, en la que la madre que más sufre es mejor madre. En cambio las personas enfermas tienen clarísimo que lo importante es la vida” asegura Angie.

Verónica Macedo, que pertenece a la asociación Saniclown de Madrid, afirma desde su experiencia que los y las clown “facilitan a los padres algunos recursos o simplemente les damos la oportunidad de descansar un rato. Los padres suelen colaborar y hay que resaltar que tienen una fuerza sobrehumana”. La presencia del payaso de hospital no sólo beneficia a la persona enferma sino que ayuda a crear un ambiente general más relajado y alegre.

Tanto los profesionales de Saniclown como los de Pallapupas trabajan con un acompañamiento psicológico que les respalda a nivel personal. “Es necesario contar con herramientas de salud mental porque estás trabajando con tus sentimientos y con los del otro. Estás viviendo procesos de vida muy difíciles que, por otra parte, hacen que la experiencia sea muy enriquecedora, te ayuda a crecer personalmente” dice Verónica.

Angie Rosales, que empezó su trayectoria profesional como actriz de teatro de calle, concluye: “Para mí el teatro tiene sentido cuando lo llevas a lugares que no son una sala. Ahora mismo veo muy pocas cosas que me conmuevan desde la butaca de un teatro”.

OTRAS EXPERIENCIAS

El hospital del Niño Jesús de Madrid no sólo es pionero en la introducción de actividades lúdicas y educativas sino que cuenta con un teatro estable dentro de sus instalaciones que abre sus puertas a diario para dar paso a actuaciones de magia, títeres, música, cuentacuentos, payasos, etc.

Según fuentes de este hospital “las actividades lúdico-educativas, tienen como finalidad generar un ambiente dinámico, creativo y participativo que estimule al niño hospitalizado, fomentando la relación con otros niños. De esta manera se rompe el “aislamiento” que produce el ingreso hospitalario, se bloquea la aparición de pensamientos negativos, se desdramatiza la enfermedad y se olvida el dolor. Estas actividades, en definitiva, buscan que el niño normalice y viva el proceso de hospitalización de manera no traumática”.

Aunque la población infantil ha sido hasta ahora la principal destinataria del teatro llevado al hospital, Improasistencia ya hace un tiempo que trabaja con adultos. Esta asociación fue creada en 2003 por Carles Castillo, famoso por su grupo de improvisación Imprebís. A partir de una primera experiencia como payaso de hospital y tras investigar el tema, Carles llegó a la conclusión de que “también se podía mejorar la calidad de vida de los adultos enfermos ayudándoles a tener un estado de ánimo positivo”. “Había que tratar la parte moral y emocional de la persona enferma a la que el médico no puede dedicarse por falta de tiempo. Nosotros no tratamos la enfermedad sino la persona y siempre con dignidad, cuidado y respeto” matiza este actor.

Improasistencia trabaja básicamente en las áreas hospitalarias de Oncología, Cardiología, Enfermedades Mentales, Enfermedades Infecciosas y Enfermos Crónicos y Paliativos. Lo hacen en cuatro hospitales de Valencia pero también en otros países como México, Guinea Ecuatorial, Cuba y Colombia. Se definen como “un grupo de actores y actrices profesionales a los que nos encanta compartir una parte de nuestro tiempo con los pacientes hospitalizados, para intentar llevarles una sonrisa, escucharles y darles ánimo a ellos y sus familiares”.

Carles, acostumbrado al aplauso en el escenario, aclara que “en el hospital no existe el reconocimiento artístico, es un tú a tú en el que no importa que seas famoso o no. El gran aplauso es cuando el paciente te lo agradece, te sonríe o se emociona”. Y añade que “se establece una relación muy personal y emotiva. Algunos son pacientes terminales y, en ocasiones, les ayuda mucho hablar con naturalidad de la incertidumbre, de sus dudas, sus miedos y de su propia muerte. Hace falta mucho tacto, cautela, respeto y amor. Se trata de proponer, no de imponer”.

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DESPIECE: PIONEROS
Todo empezó…

En los años 20 y 30 psicoanalistas como Ana Freud introducen el concepto de ludoterapia en tratamientos de trastornos mentales infantiles. Pero no es hasta los años 70 cuando nació el concepto de la terapia de la risa, de la mano del estadounidense Patch Adams, entonces estudiante de medicina.

Sin embargo, muchos señalan que el origen en concreto de la figura del payaso de hospital se encuentra en el grupo The Clown Care Unit del Big Apple Circus de Nueva York. En 1986 el circo creó su propia “unidad de cuidados” con payasos especializados.

En unos años esta experiencia estadounidense se importó a Europa siendo pionero el grupo francés Le Rire Médecin de París (1991). En España las primeras asociaciones de payasos de hospital surgen a mediados de los 90.

En 1999, la figura del clown de hospital se populariza en todo el mundo a raíz de una película sobre la vida del famosísimo Patch Adams, protagonizada por Robin Williams.

Actualmente existen asociaciones de payasos de hospital en casi todas las Comunidades Autónomas españolas: PayaSOShospital de Valencia, La Sonrisa Médica de Mallorca, Pupaclown de Murcia, Hazmerreír de Canarias, etc.

www.pallapupas.org
www.saniclown.com
www.improasistencia.org
www.hazmerreir.org
www.payasoshospital.org
www.sonrisamedica.org
www.pupaclown.com

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